Sobre un impulso.

swapo

 

Una confesión. Namibia

Soy más dado a la improvisación que a la planificación de mis viajes.

Mi viaje a Namibia muy bien podría compararse con esa situación en la que un fin de semana te da por salir de casa en coche sin rumbo fijo y solamente cuando llegas al cruce de la autovía dudas de si tirar para la izquierda o para la derecha. Asocio la improvisación con una dosis de aventura, de sorpresa y me gusta.

Andaba en mis quehaceres domésticos como soltero empedernido que soy y la radio, a la que soy un gran aficionado me proponía que fuera a Namibia. Ni corto ni perezoso dejé los platos en el lavavajillas a medio colocar y me desplacé a esa otra área de casa donde suelo también escaparme vía Internet.

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Así lo hice. De golpe, sin pensarlo. Me excitan estas decisiones a lo loco.

Mañana 1º de septiembre salgo para ese país africano del que no sabía nada, pero nada de nada, salvo que estuviera en África, pero tampoco dónde exactamente. Hoy sé algo más, que está en el sur que fue colonia alemana y que sufrió la política del apartheid hasta su independencia. A lo mejor, un día de estos escribo algo sobre su historia.